martes, 13 de noviembre de 2012

KISS REAVIVÒ LA LLAMA SAGRADA DEL ROCK

- De "Ultima Hora" (Paraguay):
Cautivante, estremecedor. Una perfecta combinación del estruendo del rock and roll con luces que encandilan, resultó ser algo sacro. Kiss hizo entender al público rockero la delgada línea entre lo monstruoso y lo divino.
El 2012 es y será recordado más adelante como el año en que el rock se consagró en la República del Paraguay. Eso está más que comprobado. Pero el Rock también tiene altibajos de los que se recupera tarde o temprano, para nuestra suerte la recuperación fue tempranera.
Y cuando nos referimos a altibajos, hacemos mención a la cancelación de dos eventos que llenaron de ilusión al público rockero de estas latitudes. Ese público sufrido que se desvive para ver en vivo a sus ídolos y queda con la amargura de la suspensión, quizás por malas pasadas del clima u otros factores.
Pero, seamos sinceros, quedaba un halo de esperanza. Y esa fe que mueve montañas, nos daba ánimos y sabíamos que llegaría el momento de la reivindicación.
Eso pasó el 12 de noviembre del 2012 (un día antes del martes 13) en Asunción, una ciudad que ya figura en la hoja de ruta de bandas a las que anteriormente solo se las podía ver en tapas de discos de vinilo y casetes.
Un cielo cubierto y una fuerte brisa hicieron presagiar a varios que la "mala racha" para el Rock continuaría pero afortunadamente no fue así.
Del cielo no cayeron gotas y el Jockey Club Paraguayo, nueva catedral de grandes shows se iba llenando poco a poco, mientras Pornostars subía exactamente tres minutos antes de las 21:00.
La banda hizo de las suyas en "la previa" con un sonido impecable y una solidez a la hora de interpretar las canciones (todas propias). Los Pornos robaron la atención de los presentes y de los que llegaban para ocupar sus lugares.
Cabe destacar la excelente presencia escénica de este grupo que ya se ganó un lugar de preferencia en la escena asuncena. Estoy detrás, Tengo un Arma, Súper autodestrucción y Juego Sucio fueron los temas más destacados del repertorio de ocho canciones, suficiente cantidad para media hora asignada.
Es admirable la capacidad que tiene Pornostars de sacar el jugo a su nombre que evoca a lo sexual, algo históricamente ligado al rock. Antes de dar paso al plato fuerte se dieron el lujo de lanzar preservativos a la gente. "Cuídense", decía el frontman David Quintero.
El escenario ya se preparaba para recibir a la banda de New York, marca registrada del rock y garantía de shows grandilocuentes y a la vez impecables.
Hablar de Kiss es hablar de fuego, luces, explosiones, y toda la gama de efectos del Show Rock.
Las miles de personas que asistieron sabían a lo que se atenían, y si bien Kiss es predecible, es precisamente ese el factor de su éxito sin interrupción.
Pasaron cuatro minutos de las 22:00 y Detroit Rock City marcaba el comienzo de una noche memorable.
Siguió Shout It Loud y las palabras de Paul Stanley, el Hombre Estrella, nexo entre Kiss y la multitud.
"Asunción, no hablo español muy bien, pero esta noche es nuestra noche".
Stanley tampoco perdió el tiempo y aprovechó la buena química para hacer travesuras diciendo a una de las presentes: "Hola, bella señorita" y con un gesto desopilante remató "lindo culo", logrando su objetivo, hacer reír a todos, y hacer entender que ya éramos parte del juego.
El bajista y alma máter de la banda, Gene Simmons, tomó la posta con Calling Dr Love, para dar paso a la contundente Hell Or Hallelujah del último disco Monster.
Siguió Wall of Sound, una descarga de riffs ochentosos que hizo mover la cabeza y agitó cuerpos que aún estaban presos por la timidez o el asombro tal vez.
El fuego se hizo presente como telón de fondo de Hotter Than Hell, el calor de Kiss arrasaba y abrazaba al mismo tiempo.
La fórmula del clásico para hacer corear a toda la platea se cumplió al pie de la letra con I Love It Loud y Outta This World, esta última cantada por el baterista Eric Singer, quien sorprendió por su precisión y su capacidad de atrapar palillos arrojados al viento.
Siguió un abrumador solo de guitarra de Tommy Thayer, que incluyó fuegos de artificio salidos del propio mástil del instrumento.
Llegó el turno de la representación del auténtico hombre de las tinieblas, el amo y señor de la lengua larga: Gene Simmons, quien estremeció con un bajo distorsionado y escupiendo sangre como preludio a God Of Thunder.
El show no disminuyó la marcha ni siquiera en una milésima de segundo, ya que a la mitad Kiss oficialmente dijo "Welcome to the show" con Psycho Circus.
Siguieron War Machine y los acordes de Black Diamond, con Paul Stanley rasgando las seis cuerdas con lencería femenina y bandera paraguaya incluidas, por si faltaba algún detalle para seducir a nuestro público que a esa altura vibraba y se olvidaba de los bostezos típicos del "luneró".
Todo parecía terminar. "¿Nos vamos?", la respuesta esperada "No, otra, otra".
Lo que siguió fue la frutilla que coronó el postre, las tres canciones más radiales de Kiss: Lick It Up, I Was Made for Lovin' You, un experimento no fallido de música disco, y el clásico Rock And Roll All Nite.
En ese momento lo único que restaba era alzar los brazos y sentir la plenitud. La felicidad de una noche que marcó el reencuentro del público paraguayo y el Rock and Roll.
Luego vinieron los abrazos para festejar una victoria más. Para celebrar una historia más que contar a los nietos...Y la frase final: "¡Que buen show!"
http://www.ultimahora.com/notas/577154-Kiss-reavivo-la-llama-sagrada-del-rock

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